Ganar una persona
…
«¿Y cómo has vivido tú que ella tuviese un hijo, Juan?»
Así, con la respusta a esta pregunta, la primera refamilia que sin saberlo conocí, me hizo ver el mundo con ojos nuevos.
Si tuviera que definirte con una sola palabra, Juan, no dudaría un instante al elegirla: generoso. En muchísimas cosas, pero especialmente en sonrisas, atención y cariño. Sólo tengo que cerrar los ojos para que mi memoria te invoque, y siempre sonríes y escuchas atentamente (¿ves?, mientras escribo sobre ti has vuelto a hacerlo :)
Hace casi 4 años me presentaste a la que hoy es tu esposa, ¿lo recuerdas? Quedamos en una terraza en Conde Duque, en el corto espacio que dejan una ida a Madrid y una vuelta a Chile, y me sentí más que honrada cuando me invitasteis a vuestra boda. Para conocer a Gabriela no dispuse de los casi dos años de tiempo que tuvimos nosotros, pero en mi recuerdo también sonríe, y su impronta fue de dulzura y madurez. Una mujer con la serenidad de la experiencia y la seguridad de saber cuál es su camino. Yo compartía parte de ese camino (ambas madres descasadas) pero acababa de salir del agujero y aunque ya maduraba mi nueva realidad y me reconocía a mí misma, me quedaba camino para llegar a ese estado de plenitud que reflejaba Gabriela, ése que refleja mi imagen cuando ahora me miro al espejo: uno que, por más que te afanas en apurar el paso o tomar atajos, te lleva a tu destino en su momento adecuado, nunca antes.
Recuerdo la alegría de veros, lo que alargamos aquella tarde y la cantidad de preguntas que os hice. Me fascinaba que Gabriela tuviese un hijo y fuese a casarse nuevamente, porque yo empezaba, sin ponerle cara, a aceptar que un día compartiría de nuevo mi vida con alguien, y no tenía más que incógnitas y prejuicios. ¿Sería capaz de enamorarme nuevamente? ¿Podría confiar después de un divorcio en una unión para toda la vida? ¿Sería excesivamente celosa de mis hijos? ¿O lo estaría el hombre sin rostro de ellos? ¿Querría ese desconocido compartir su vida con una mujer con hijos…? Supongo que tenía miedo, miedo de conocer a alguien y que ese alguien no quisiese a mis Soles… Y de alguna forma ese miedo encontró palabras y te formuló esa pregunta, Juan, y tu respuesta quedó grabada en mí, para que pudiese rescatarla muchas veces de entre mis pensamientos…
«Es estupendo, Ana: es enamorarte de una persona y ganar otra»
Ganar una persona… Sólo alguien tan generoso como tú podía enfocarlo así, Juan. Era así de fácil y de difícil a la vez: cuando llegase el momento, tenía que ser con alguien consciente de que no sólo se enamoraba de mí, sino que tenía la fortuna de ganar dos Soles.
Tantas veces he sentido la verdad de tus palabras… tan afortunado se siente el Cielo de que yo sea madre, tan comprendida yo en mis desvelos porque él es padre, que no me hace falta echar demasiadas cuentas para saber que somos ricos en amor y en personas.
No os pregunté por las dificultades, y lo cierto es que hay muchas, pero quién se fija en las piedras del camino cuando el paisaje es sobrecogedor, cuando lo importante está bien.
Gracias, Juan. Gracias, Gabriela. Tenía que haceroslo saber :)
Nerea
6 febrero, 2015 @ 07:20
Como siempre, Ana, transmites serenidad, dulzura, sabiduría. Y se agradece un montón. Muchas gracias por compartirlo, así empiezo el día pensando en ser más generosa en amor; eso es lo que me inspiras. Gracias otra vez y un abrazo.
Ana Refamilia
6 febrero, 2015 @ 23:19
No sé muy bien qué logro transmitir con mis palabras, pero tú con las tuyas me emocionas, Nerea… no imagino nada mejor que inspirar amor, y seguro que tienes mucho para dar!
Un beso enorme y mil gracias por estar ahi
Yolanda
6 febrero, 2015 @ 11:46
Ana!!
MUY ESPECIAL
Es verdad que ganan a nuestras personitas al enamorarse de nosotras… y nosotras también ganamos las suyas. Yo desde luego me siento así, que he ganado un hijo postizo (como dicen mis muchachos), y mis hijos han ganado un hermano postizo. Y me consta que ellos se sienten igual hacia nosotros.
Nos queremos y aceptamos con nuestras «mochilas», como parte de nosotros, como una mano, una pierna o parte de la sonrisa. Como algo más que nos hace querernos, indisoluble de nosotros mismos.
Qué bien lo expresas, y gracias a ese amigo Juan que te ha llevado a esta reflexión!
Un abrazo fueeeeeeerte
Ana Refamilia
6 febrero, 2015 @ 23:25
Me encanta conocer poco a poco a otra refamilia con una cofundadora tan positiva y especial!!!
Es tan bonito lo de que los hijos postizos hacen que nos quieran aún más… lo cierto es que yo no sería la que soy sin mis niños, y mi forma de entender la vida sería tan distinta… definitivamente, imposible que se enamoren de ti sin amar tu corazón al completo!
Creo que Juan aún no ha visto el post… estoy nerviosa!!!
Un beso muy muy grande para todos (nosotros este finde somos 6 ;)
Ali EB
6 febrero, 2015 @ 13:15
Llevo poquito por aquí, pero da gusto leerte… yo también tenía que hacértelo saber.
Quizás es fácil ahora que las cosas están más recompuestas, habrás pasado lo tuyo y no siempre con tanta serenidad, porque también eres humana… pero me encanta el cariño y la dulzura con la que escribes, de lo bueno y de lo menos bueno.
Me siento y me quedo a leerte. Un besote!
Ana Refamilia
6 febrero, 2015 @ 23:39
Gracias, Alicia… es un lujo que te hagan saber cosas tan bonitas!
A veces cuando releo lo pienso, que parece más fácil de lo que es, y yo creo que es precisamente porque ya no estoy en la vorágine de la parte difícil, y puedo pensarlo y repensarlo y pasar mis conclusiones «a limpio».
Cuando me pasan cosas de las menos buenas, lo paso fatal, y me permito estarlo (¡qué remedio!) pero llega un momento en que me digo que ya está bien y empiezo a reflexionar, a encajar las cosas en mis líneas de pensamiento, a relativizar… y poco a poco me voy serenando y buscando el sentido…
Menudo rollo te he metido para decirte que sí, que soy humana :)
Un beso muy grande y gracias por sentarte aquí con nosotros
Sara M.
7 febrero, 2015 @ 00:16
Qué bonito Ana. Es verdad que hay veces que las experiencias de otros te marcan, y ese amigo tuyo, no me cabe ninguna duda de que influyó en tu postura muy positivamente.
Ana Refamilia
7 febrero, 2015 @ 18:08
A veces una frase, incluso aunque sea obvia, de alguna manera nos resuelve media vida, y ésta es una de ellas :)
Gracias, Sara. Un beso muy especial, como tú.
Laura
13 febrero, 2015 @ 11:01
Como siempre, lo explicas taaaan bonito! Y sí, claro que sí, tiene que ser ganar otra persona. Y en vuestro caso un pequeño universo. Un beso.
Ana Refamilia
13 febrero, 2015 @ 11:40
Tienes toda la razon: nosotros ganamos un pequeño universo :)
Un beso muy muy grande y gracias aún mayores por leerlo taaan bonito
Profesionales de Tomelloso
22 abril, 2021 @ 09:08
buen post