Regalos de Reyes

Han pasado tres días desde que llegaron los Reyes Magos, y una que es afortunada en amores, sigue recibiendo regalos… El de hoy me lo concede mi amiga Lorena, que ha publicado esta maravilla de post en su blog: ¿Tú crees en la magia?

No tengo palabras para expresar lo honrada que me siento. Mil gracias…

Como anticipa Lorena, la Magia de los Reyes Magos fue uno de los momentos más mágicos de estos días… El Segundo Sol desenvolvió su regalo, miró la caja y dijo «Tiene una C, ¡mi letra!» y la abrió con cuidado. «¡Un diploma!» Les encantan los diplomas, porque a veces les hago algunos en vacaciones, de titulación tan variada como a la más bailonga, al más lento comiendo, al más creativo, a la más colaboradora, al más responsable… incluso al más llorica, que a veces está reñido… «Creo que es una carta de los Reyes, ¿quieres que te la lea?«.

Se la estuve leyendo despacio, entonando mucho y poniendo énfasis en la Magia de la Imaginación. Él mientras jugaba con su dragón nuevo, y yo pensaba que no estaba escuchando. Era una de las posibilidades. De hecho, no era la peor, porque no parecía decepcionado. Cuando terminé anunció «Soy mago, mamá» y mi sonrisa ocultó lágrimas de madre. El Primer Sol y las Estrellas también habían puesto la oreja (no todos los días los Reyes escriben a alguien de la familia), e hicieron preguntas, valorando la cantidad de Magia que ellos mismos poseían.

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Maneras de querer

Cuando éramos minifamilia, inventé con los Soles un código para decirnos te quiero cuando íbamos de la mano por la calle: un simple apretón en la mano del otro. Así, nos queríamos más cuanto más conseguíamos aplastar los dedos del ser amado. Nos queríamos de repente al cruzar la calle o al subir las escaleras, a veces uno quería primero y luego el otro le correspondía. Y con cada apretón, invariablemente, una sonrisa :)

Cuando el Cielo y yo empezamos a cogernos de la mano y a tocarnos el corazón, le susurré esta nueva forma de amor, que él a su vez enseñó a las Estrellas…

La mañana de Reyes iba con la Estrella Menor de la mano, después de comer, y se la apreté. Ella me miró y me devolvió el apretón. Al momento, frunció un poco el ceño y me dijo: «Bueno, te quiero pero sólo un poquito, porque quiero mucho a mi mamá…» «¿Sabes lo mejor del amor, Estrellita? Que puedes querer a muchas personas toooodo lo que tú quieras, porque no tienes que repartirlo: siempre tienes más y más.» Segundos de reflexión, nueva sonrisa y nuevo apretón…

4.Estrella Menor

Carta de los Reyes Magos

En general disfrutamos de una Refamilia feliz, pero a veces se viven momentos muy complicados… Incluso en esos en los que hay que reprimir las ganas de llorar y en los que un abrazo es una tabla de salvación, hay sitio para una sonrisa :) Uno de los momentos especiales y terapeúticos de estos días ha sido preparar una caja morada de Magia para el Segundo Sol.

Podría pensarse que el crío pidió la Magia de los Reyes Magos y se olvidó del tema, pero hemos tenido Magia todos los días… «Jo, chicos, qué cansada estoy con tanto preparativo«. «No te preocupues, Mamá, que cuando los Reyes me traigan la Magia te voy a hacer un robot que cocine, ponga el lavavajillas… y nosotros no pondremos más la mesa ni recogeremos nuestro plato«. No sé que opinará el sindicato de robots imaginarios de estas condiciones laborales…

Me chiflan los Minions, y comenté que quería tener uno, pero uno de verdad, como en la peli, no un muñeco. El Primer Sol «Pero Mamá, son sólo dibujos, no puedes tener uno de verdad«, y Segundo Sol al rescate del Reino de Fantasía: «Mamá, yo te hago uno con mi Magia«. Pues me encantaría, la verdad…

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Lotería de mimitos

Como este fin de semana sin Refamilia no me apetecía ser buena ama de casa, he seguido engrosando mi laaaarga lista de cosas pendientes y he optado por seguir posponiendo mi futuro bienestar mental, dándome a la alegría del placer inmediato.

Para no dejar volar demasiado la imaginación, mencionaré que:

–  el Cielo estaba dedicado a tareas campestres fuera de la provincia; ese primer pensamiento, descartadlo

–  tenemos un coche abonado al taller, así que las compras descartadlas también

–  el Haegen Dasz de dulce de leche lo terminamos el viernes y, oh, vaya, no puedo ir a por más

No excluyáis el resto de cosas que se os ocurran, que en algún momento se podrá hacer buen uso de ellas…

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La Magia de los Reyes Magos

No es que necesite ayuda, es que ¡necesito un milagro de los de película yanqui de Navidad!

El viernes toda la clase del Segundo Sol fue en peregrinación al buzón de correos que hay en frente del colegio a echar la carta a los Reyes Magos. Este año los Soles y las Estrellas pasan Nochebuena y Navidad en sus otras casas y Nochevieja y Reyes en refamilia, así que estos días hablamos por Skype.

«Cariño, la profe me ha mandado una foto y te he visto echar la carta en el buzón… ¿qué le has pedido a los Reyes?«

«Magia, un ghzhdz de Skylanders«, que no sé lo que es… para que no se dude de la veracidad de la conversación, otras tres ó cuatro cosas más dicha tipo lista de los reyes godos «y unos propulsores«.

«¿Propulsores?«

«Sí, para montarme«

Busco una salida honrosa a los propulsores inexistentes en el mercado y, en cualquier caso, fuera de mi alcance y de mi intención de no ir a urgencias más de lo estrictamente necesario: «Ahhh… Pues son muchas cosas, ¿no?, a lo mejor no te lo traen todo…«

«Lo que seguro, seguro me traen es la Magia.«

Vaya, no me había dado cuenta de ésa…: «¿La Magia?«

«Sí, eso lo tienen… les he pedido que me traigan su Magia, la Magia de los Reyes Magos.«

Por favor, oxígeno y desfibrilador… «Pero cariño… ¿cómo te lo van a traer?, ¿en qué viene eso, si la magia no se ve?«

«Lo traen en una caja morada. Mamá, ya lo verás.«

No sé cómo vamos a salir de ésta, de verdad… ¿Alguien sabe dónde venden propulsores…?

2.Segundo Sol

Descasados para siempre. Parte II. Los Soles.

Mi hermano y yo, por el Primer Sol (2009)

Mi hermano y yo, por el Primer Sol (2009)

Cuando al Primer Sol le dijimos que ya no estábamos casados, acuñó el término descasados, que a nosotros nos ha resultado muy apropiado, infinitamente superior a divorciados. Así fue como mis hijos vivieron el divorcio, y estos son retazos de sus reflexiones solares:

Primer Sol, a los pocos meses del divorcio: “Mamá, ¿la gente descasada se puede volver a casar?”. “¿Entre ellos o con otras personas?”. “Entre ellos otra vez”. “Bueno, sí, se pueden casar otra vez, pero es muy difícil enamorarse dos veces de la misma persona”. “¿Para casarse hay que estar enamorado?”. Ángel mío. “Si, cielo, hay que estar muy enamorado, es muy importante”. “Ah”. Ni idea de lo que es estar enamorado, claro, pero precisamente por eso, muy difícil de rebatir…

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Descasados para siempre. Parte I. La mía

Hombres prehistóricos, por el Segundo Sol (dic 2013, en Arqueopinto) Divorcio con hijos

Hombres prehistóricos, por el Segundo Sol (dic 2013, en Arqueopinto)

Decir a tus hijos que te vas a divorciar y lo que implica para ellos es, sin duda, la parte más tenebrosa de un callejón ya de por sí oscuro, por la que no quieres pasar ni a punta de pistola. Pero tienes que hacerlo. Y para mayor abundancia, con el compañero de viaje que menos te apetece tener: tu casi-no-pareja. Pero eso también tienes que hacerlo. Cambias tu “una vez rojo” por los “ciento amarillo” de tus hijos, y una, que es economista, cree que es el mejor negocio que se puede hacer por ellos: el divorcio con hijos no implica la bancarrota de la familia.

Soy de las que cree que los niños se enteran de TODO. Y su todo contiene más matices que el nuestro, que los peques no tienen tantos recursos lingüísticos ni conocen el doblez, así que van por la vida con los ojos bien abiertos y, lo que es peor, creyéndose lo que ven… Así que el padre de las criaturas y yo sentamos a los niños para pasar el vía crucis los cuatro, cuando contaban con 2 y 4 años recién cumplidos. El objetivo del mensaje era dejar claras “cuatro cosas”:

  • somos una familia y os queremos muchísimo
  • Mamá y Papá ya no están enamorados y no son felices juntos
  • Mamá y Papá van a vivir en casas diferentes, pero ni dejamos de ser una familia, ni dejamos de ser Mamá y Papá, ni dejamos de quereros: sólo nos organizamos diferente
  • vamos a seguir viéndonos y compartiendo muchas cosas juntos, pero a veces con Mamá y otras veces con Papá

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Ikea, el washi tape y yo

Hay relaciones abiertas que funcionan, incluso mezclando cosas, a priori, irreconciliables. Pero vamos, que si hay genios del flamenco-jazz y degustadores de la cocina mediterráneo-japonesa, a ver por qué no voy a poder yo trastear con lo que me parezca y ser una crafty-trendy-mother de primera… Y como la cosa va de palabras compuestas, aquí va un washi ikea hack.

Pues aquí van: mis escalones con washi tape. Una amiga me dijo que no estaba loca por decorar los escalones que tenemos por varias zonas de la casa, ¡sino por tener 6! Pero 4 astros por debajo del 1,30 que pretendemos se laven en el lavabo la cara al levantarse y las manos antes de comer, una servidora rondando el 1,60 y una casa llena de altillos, lo justifican con creces. Y aquí van los modelitos, primero el escalón bajito para los lavabos:

Sencillitos y un poco cursis, como a mí me gustan… Podría mentir y decir que son el summum de la creatividad, pero con tener un poco de gusto para coordinar colores, sentido de la línea recta y saber hacer lazos, pasan de ser un trasto en el baño a un elemento a combinar con las toallas.

Y los escalones altos. Como ya estoy en una edad en que las casas de las revistas son para muñecas de papel (o de silicona, según sea la propietaria ;) no voy a renunciar a tener un peldaño cerca de los altillos. Pues voy a estar yo yendo a buscar una escalera como en la saeta, que por no sacarla del trastero le dejo puestos los clavos al Nazareno… En fin, que ya que están por medio, que estén elegantes…

Washi tape, rotulador indeleble y buen pulso, y a ver con qué ojitos os miran los escalones… Algún día que me pille con tiempo (brindis al sol) intentaré hacer un animal completo de cabeza a cola, decorando también los laterales, a ver qué tal queda…

Pues primera entrega de la serie que aún no sé cómo bautizaré… Con Ikea tengo una relación de amor de esas infinitas, así que veréis desfilar todo el catálogo desde 2010, más o menos refamiliarizado

P.S.: Muchas felicidades a la loca de mi amiga que me llama loca, que mañana cumple 36. Todos los años la tenemos resistiéndose hasta final de año para ponerse a la par con el resto, pero al final siempre cae. Un beso enorme y ¡disfruta de tu día!

Alfabetismo

 Estanterías

Cuando juntas los juguetes de cuatro niños “de hoy en día” en una casa, se hacen necesarias medidas de organización al más alto nivel.

En nuestra casa, los juguetes conviven con nosotros en una habitación llamada el cuarto de juegos, que tardé TRES días en organizar. Clics, legos, pet shops, trenes, puzzles, pitufos, pin y pones, plastilina, juegos de té, cocinitas, bebés, animales, dragones y barbies, ¡entre otros!, conviven en perfecta armonía en sus respectivas baldas, cajas, cubos y tuppers.

CocinitasY yo, que después de esos tres días de selección, separación y colocación de miles de figuritas y piezas, estaba dispuesta a matar al que mezclase una churra con una merina, puse cartelitos en cada balda, caja, cubo y tupper, y solté una charla preventiva a los principales usuarios de todo el tinglado.

Y hecha la introducción de la loca del orden (una que también tiene cartelitos en los cajones del congelador y tiende la ropa de forma “temática”), ahí va la frase célebre:

Personajes: la Estrella Menor y yo misma.

Situación: En el cuarto de juegos este verano, la Estrella Menor buscaba afanosamente una pet shop. Considero la ocasión perfecta para hacer apología del orden y añadir acólitos a mi secta.

¿Qué buscas, Estrellita?

La tigresita blanca con rayas rojas. Quiero jugar con ella”.

Le contesto, con tono marisabidillo: “¿Y dónde la guardaste ayer?

No me acuerdo”.

CajonesY, con la más absoluta condescendencia, empecé un discurso que no era precisamente nuevo: “Si guardaseis las cosas en su sitio, cuando quisieseis jugar otra vez, allí estarían… Cada cajón tiene un cartelito que le puse para que…

La Estrella Menor, mirándome indignada y abriendo los brazos: “Ya, pero… ¡Es que aún no sé leer!«

Cerré el pico y me puse con ella a buscar a la tigresa…