Relaciones
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Me pregunto cómo sería mi relación con otra persona si yo intentase constantemente imponerle mi punto de vista. Si además intentase hacerlo mediante órdenes, amenazas, chantajes, sermones o contando hasta tres.
Lo cierto es que tengo claro cómo sería: inexistente.
La otra persona se habría dado la vuelta a la segunda imposición y me habría dicho adiós con la mano sin girarse siquiera. Yo desde luego sacaría de mi vida a una persona que no duda en decirme lo que tengo que hacer, de qué manera y cuándo.
¿Por qué entonces lo hacemos en ocasiones con nuestros hijos, que son las personas a las que más queremos? ¿Porque no se pueden ir…?