refamilia

Hay cosas que pasan en todas las familias y cosas de Refamilia :)

De hijos e hijastros. Normas refamiliares

Hijastros

Andan en las últimas semanas las maternidades y no maternidades revueltas por El estado mental de una mujer que no tiene hijos ni intelectualmente los desea. Estos debates están más que resueltos en mi cabeza (tener hijos no es una elección cuando sólo se conoce una de las opciones, la de tu vida contigo; es imposible imaginar todo lo que va a despertar en ti la maternidad), pero me gustaron las respuestas de madres y especialmente la de padres, así como las reflexiones de mi querida Mamá Vintage. Las suyas invitaron a las mías y, entre amigas, ya se sabe, a veces nacen reflexiones nuevas, incluso de mentes estancadas :)

Nosotros los papeles de hijos, madres y padres los tenemos más o menos ensayados y, aunque sobre el escenario la improvisación es habitual, la función diaria suele acabar con buenas críticas. El público general es cada día más exigente y los actores también (el papel de ser motor de la familia, los hijos lo bordan siempre :) pero la mayor parte de los días la crítica nos trata bien y bajamos el telón entre mimos, risas, algún grito y deseos de buenas noches.

Pero una mañana estás en tu camerino, leyendo por encima lo que los guionistas han preparado para ti en el capítulo de hoy, cuando en vez del clásico «Mamá, a escena» de las 7:30, te encuentras con un «Ana, ¿me peinas?» y tu guión comienza a llenarse de páginas en blanco.

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Contigo

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Querido Avi,

Hace más de 12 años que no estás, y aunque ya no te piense tanto como antes, hay días en que te echo muchísimo de menos… Sé que estás ahí, pero me gustaría verte, oír tu risa o sentir tu abrazo. Y en un día tan maravilloso como el sábado, me habría encantado verte sacar uno de aquellos pañuelos de tela para secarte las lágrimas, o haberme sonrojado con uno de tus piropos :)

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Hijos compartidos

 

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Estimados Académicos,

Les rogaríamos adjunten al expediente de la creación del vocablo ‘Refamilia’, la inclusión de una salvedad en la primera acepción del verbo ‘Compartir‘:»no conjugable con el complemento directo hijos«. Coincidarán con nosotros en que compartir hijos no es equivalente a repartirlos, dividirlos o distribuirlos. En el primer caso, los hijos se engrandecen y en el segundo menguan.

Atentamente,

La Refamilia

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Un post sencillo

Hoy probaré a escribir un post sencillo… uno de esos que se escriben de un tirón y que no hay que releer para entender ;)

El Cielo y yo hemos pasado varias semanas difíciles y hemos puesto mucho de nuestra parte para que en los próximos meses en la Refamilia vayamos a vivir momentos maravillosos, porque lo serán y porque estaremos muy atentos a todo lo que ocurra para disfrutarlo (¿he contado ya lo del secreto de la felicidad?, ¿lo de ser feliz con las pequeñas cosas y hacer felices a los demás…?) Estamos añadiendo juntos nuevas sensaciones al camino, de las cálidas, de las que hacen que la senda merezca tanto la pena…

Estoy deseando poner en palabras ese camino, pero aún es pronto, estamos dando los primeros pasos y no queremos trastabillar, y soy muy consciente de que primero necesito vivir para luego poder escribir, así que aunque ande un poco callada últimamente, podría decirse que estoy trabajando en futuros posts :)

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Espejito, espejito mágico…

Suena el despertador, el Cielo murmura algo, me da medio beso y se arrebuja en el edredón. Me levanto de la cama, aún dilucidando si no debería haber solicitado un tiempo de gracia de cinco minutos más, pero ya estoy en el baño, frente a mí, en el espejo.

Cuento las prendas que llevo sobre el brazo, esperando paciente y decidiendo cuál me pondré primero; sonrío a la dependienta que retira la cortina del probador y la cierra tras mi paso. Dos minutos, tres metros cuadrados, y ya tengo organizados bolso, ropa que traía, ropa que ya veremos si me llevo. Subo la cremallera y tiro de la falda del vestido hacia abajo, pasando las manos por la tela para asegurarme de que no ha quedado ningún pliegue. Levando la vista para ver el resultado final y ahí estoy, frente a mí, en el espejo.

Semáforo en verde. Espero a que los coches se detengan y cruzo la calle a paso vivo. Camino ‘enmimismada’ observando los pasos de mis zapatos y una ráfaga de viento me distrae. Levanto la vista, giro la cabeza y veo que entre mis zapatos andantes y mi cabeza pensante, el cristal oscuro de un gran edificio de oficinas revela que hay un cuerpo; el reflejo devuelve mi mirada sorprendida, frente a mi, en el espejo.

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Ganar una persona

«¿Y cómo has vivido tú que ella tuviese un hijo, Juan?»

Así, con la respusta a esta pregunta, la primera refamilia que sin saberlo conocí, me hizo ver el mundo con ojos nuevos.

Si tuviera que definirte con una sola palabra, Juan, no dudaría un instante al elegirla: generoso. En muchísimas cosas, pero especialmente en sonrisas, atención y cariño. Sólo tengo que cerrar los ojos para que mi memoria te invoque, y siempre sonríes y escuchas atentamente (¿ves?, mientras escribo sobre ti has vuelto a hacerlo :)

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Cosas de Refamilia

Cuando uno tiene una Refamilia no sólo se enfrenta a preguntas tipo cómo se mete un bebé en la barriga de su mamá o cómo se apaña el ratón Pérez para enterarse de que se te cae un diente; nosotros hemos debido de dejar de ser padres amateur y nos han pasado a la categoría profesional, porque aquí el elenco de dudas existenciales infantiles roza casi el surrealismo…

La Estrella Mayor me emocionó preguntándome si quería tener nietastros y la Menor nos montó una boda pitufa sin pestañear, pero eso sólo era para ir abriendo la veda, porque hemos tenido nuevas aportaciones.

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Platos y vasos descabalados

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Cuando el Cielo y yo nos atrevimos a protagonizar la mayor mudanza de la historia, en una cocina sembrada de cajas, rescatamos dos vajillas, dos cuberterías y dos cristalerías igual de apreciadas por sus respectivos dueños.

Yo aporté mi vajilla de cristal bicolor: los platos llanos son verdes y tienen unas flores rosas que crecen enredándose, así que combiné el resto de platos comprando la mitad rosa y la otra mitad verde, tanto en platos hondos como de postre. El Cielo trajo su vajilla blanca y lisa, de loza sencilla y resistente, con sus platos brillantes e iguales entre sí.

En los platos floreados, yo servía a los niños grandes dosis de imaginación, ingenio y alegría, y comiendo en ellos, los Soles crecieron como hermanos, compartiendo todo. Aprendieron a colocarlos en la mesa, a contar cucharadas y a negociar las últimas.

A las niñas sobre sus platos blancos, el Cielo les ofrecía dedicación y constancia, y las Estrellas se alimentaban valorando el esfuerzo y respetando las formas, esperando a que se los llenasen y saboreando comidas sencillas.

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El cumpleaños de la Refamilia

Papá, ¿puedo decir que el Segundo Sol y yo somos hermanos?” Pego un frenazo en seco con cuatro toallas en pila entre las manos. La Estrella Mayor estaba haciendo deberes no muy concentrada, parece :)

Mi desvergonzada antena capta la respuesta del Cielo: “Bueno, puedes hacerlo, pero sabes que no sois hermanos…

¿Y hermanastros?” Es sorprendente cómo los niños dan significados bonitos a palabras feas… La verdad que vienen ya demandando alguna forma de llamarse entre ellos, porque lo de ‘amigos’ se quedó corto hace mucho y lo de ‘vivimos juntos’ cuando se presentan a otros, también (es un lío contarle a la gente lo que somos, la verdad. A ver cuando la RAE nos incluye en su Diccionario :)

Lo que quieras, pero seréis hermanastros de verdad cuando Ana y yo nos casemos” Ingeniero, me lo he tenido que buscar ingeniero…

Papá, ¿y por qué no le pides de una vez que se case contigo?” Eso digo yo, ¿por qué…?

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