Momentos prestados

Más que prestados, son momentos compartidos, porque el Cielo los vive en primera persona y yo como embelesada observadora :)

Hace unos días tuve que salir por la tarde y el Cielo se quedó con los Soles. Tuvieron una cena distendida y llegó la hora del baño, y con ella, los mimitos de por la noche (cuando salen de la bañera, por turnos, les siento sobre mis piernas y les someto a un secado amoroso con besos y caricias incorporados; es tan parte de la rutina diaria como lavarse los dientes).

Al salir de la ducha el Primer Sol dijo: “Mamá nos hace mimitos…” Y el Cielo se sentó a los Soles, los secó e inventó las “mimillas”, que vienen a sustituir los besos por cosquillas, pero que tienen el mismo efecto halo de cariño, a la luz de los comentarios de los tres…

Les leyó el cuento media hora antes de lo que consigo hacerlo yo (no el de Gerónimo Stilton que seguimos emocionados estas semanas, sino otro para para que yo no perdiera el hilo; no me digáis que no es un cielo de verdad…) y cuando llegó el momento de apagar la luz, el Segundo Sol dijo “Mamá se queda cinco minutos con nosotros…” Y así el Cielo se echó entre las dos camas, les dio una mano a cada uno y se durmieron.

No sé cómo describir lo que se me esponja el corazón cuando veo este cariño… Soy muy consciente de que existe, pero no suele manifestarse con la misma naturalidad que entre las Estrellas y yo, no sé si es por ser chicos y chicas, o por sus propias formas de ser, o simplemente porque cuando uno es protagonista ve las cosas con más sencillez que si es observador… y cuando asisto a algún momento en el que es tan patente, me emociono…

No puedo negar que entre tanta luz se cuela una culpabilidad oscura que susurra que él no es su padre, y que lo “perfecto” sería que fuese su padre el que estuviera allí (creo que el Cielo a veces también tiene susurros de ese color por la parte que le corresponde… es complicado gestionarlos), pero la relego a su rincón en penumbra, dejándome inundar por la maravillosa emoción, agradecida de que mis hijos sean capaces de querer a distintas personas y disfrutar de esos vínculos. Agradecida por que existan tantas maneras de querer que nos sorprenden y que no se dan por supuestas…

Y un par de días después, mientras el Cielo abría nuestra geoda, rodeado de expectación y cabecitas, a la Estrella Menor le salió un “¡Papá, te quiero!”. Y el Primer Sol añadió “¡Yo también!”, coreado por otros dos “¡Y yo!” de la Estrella Mayor y el Segundo Sol. Y yo derretida, claro…

Y yo os quiero a todos…

Dibujo del Primer Sol para el Cielo

Dibujo del Primer Sol para el Cielo en su cumple (mar 2014)