Canción de una cena

Buscas palabras, tu hijo canturrea una canción para clase y surge la magia; algo encaja en tu cabeza y nace un post…

Disfruta con la canción y párate un minuto a «escuchar» la letra…

Hey, Jude

A veces uno se plantea lo inmenso que es el mundo y lo poco que sabes de tantas y tantas cosas. Ese día puedes optar por suspirar y dejar al mundo con sus cosas y seguir tú a las tuyas. También puedes encerrarte en un biblioteca, videoteca, hemeroteca u «omniteca» y no salir de allí hasta que te hayas acabado el mundo. Quizá te decidas a escoger una parte de ese mundo infinito y dediques tu esfuerzo a bucear por ella, bien desde un bote, bien desde un transatlántico, según tu pasión o tu bolsillo.

Pero hay quien, cuando oye un ‘hey‘ en su vida, valora a las personas por encima de todo, y busca no sólo el conocimiento, sino la sabiduría escondida tras una mirada, un movimiento de labios o tras los gestos que dibujan manos entusiastas cuando hablan de su pasión. Y así es Silvia.

Ella sintió que tenía mucho por aprender y no se planteó dejarlo todo (tiene un Cielo bien azul y tres Soles preciosos) y encerrarse a estudiar nada. Tampoco un máster para bucear desde un yate la sedujo, porque escoger una dejaba fuera mil posibilidades, así que le optó por darle a cada opción 6 horas, la calidez de un hogar y el placer de una cena. Y tomando en préstamo el título de una joya del cine, nació Cenas Adivina junto a Íñigo.

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A Silivia y a mí nos echó una mano la serendipia, pero creo que igualmente el destino nos tenía reservado un lazo. Una escalera mecánica, un taller con Nuria Pérez, dos papeles con nuestros nombres y una cena para dos: eso fue todo lo que necesitamos cada una para enamorarnos del proyecto de la otra (y de nosotras, claro, porque nadie crea algo así sin poner mucho de sí mismo).

Y en qué relación de amor no hay una segunda cita, esta vez con amigos, en la que hablar de nuestras cosas, tomar una copa de vino, escuchar, compartir, reír…

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Todo eso pasó en una Cena en la que se habló de amor, de desamor y felicidad, con invitados maravillosos en diferentes etapas de su vida matrimonial, desde el amor que quiere ser preservado a la forja de una refamila, pasando por la ruptura y el reencuentro con uno mismo. Hablamos de muchas cosas, imposible recogerlas en unas líneas, pero tal vez sí en una canción…

Hey Jude, don’t make it bad
Take a sad song and make it better

Hay pocas canciones tan tristes como las que tocan en los divorcios… las canciones de amor auguran una nueva etapa llena de momentos maravillosos, y sin embargo las de desamor sólo dolor y soledad. Y sí, el dolor y la soledad deben tener su estrofa, pero la oportunidad también… sólo unas líneas quizá, incluso una única nota alegre a la que agarrarse hasta que cambie la canción…

Remember to let her into your heart
Then you can start to make it better

No conozco otra forma más que empaparse de dolor para aprender de él, madurar con él, salir de él… Sólo viviendo y aceptando nuestra tristeza podemos cambiarla; si salimos de la situación sin superarla, arrastramos una parte de ella el resto de nuestros días. Hay que vivir el invierno, la sucesión de días grises e incluso negros, y estar atento a la llegada de la primavera. Sigue habiendo muchos días nublados, pero en alguno ya luce el sol y, según avanza, el número de días soleados es más numeroso, anunciando la llegada del verano. Un verano luminoso, en el que los días bonitos se suceden, pero en los que de vez en cuando estalla una tomenta. Y está bien así, aunque maldigamos la lluvia en mitad de la tempestad, porque nos ayuda a seguir creciendo y a valorar más la luz, a recordarnos que si estuvimos en un agujero y conseguimos salir, podremos salir también de la tormenta.

Hey Jude, don’t be afraid
You were made to go out and get her

Miedo al qué dirán, miedo a que nuestros hijos crezcan en una familia con una forma diferente, miedo a estar solos… Cuando intentamos atisbar el futuro en esos momentos, solemos imaginar uno bastante tenebroso, y nos angustia, nos paraliza… pero sólo vemos el escenario oscuro, no las herramientas con las que ese futuro nos proveerá para encender la luz, las personas que tendremos al lado para apoyarnos, las opciones que tendremos para no estar en ese futuro, sino en otro… En nada nos ayuda añadir ansiedad a una situación ya de por sí difícil, así que no tengas miedo, Jude, estás hecho para salir ahí fuera y conseguirlo.

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So let it out and let it in, hey Jude, begin
You’re waiting for someone to perform with
And don’t you know that it’s just you, hey Jude, you’ll do
The movement you need is on your shoulder

Parece que sólo sabemos imaginar las penas futuras y no las alegrías, pero están ahí, aguardando a que te reencuentres contigo, a que te saques a bailar y diseñes tu nueva vida. No a apañar una con lo que ha quedado después del naufragio, sino a construirte una para ti, contigo como protagonista, con tus hijos que quieren padres felices para sonreír. Lo que necesitas está dentro de ti, no tienes que esperar a nadie para echar a caminar, eres el que tiene la oportunidad de pintar su vida de nuevo aunque te apoyes en lo que se te ofrece desde fuera.

The minute you let her under your skin
Then you begin to make it better

Es así… sólo planteártelo, te hace mejor, siempre… el que no es humilde consigo mismo, el que no cree que se puede equivocar, nunca mejora. No puede hacerlo, ya se ve a sí mismo perfecto… Para crecer, la tierra bajo tus pies tiene que removerse un poco, aunque pierdas el equilibrio…

And anytime you feel the pain, hey Jude, refrain
Don’t carry the world upon your shoulders

Siempre cargando a nuestra espalda con el mundo y a nuestro corazón con el sentimiento de culpa.. no sé si nacemos o nos hacemos, pero lo que nos gusta un sufrimiento. No, sólo hay que dejar entrar la canción triste en nuestro corazón, bajo nuestra piel, para hacerla mejor, para ser mejores… No hay que cargar una losa por cada acorde de la canción. Algunas cosas se hacen mal y otras no se sabe ni cómo hacerlas (¿por qué entendemos la necesidad de formarnos para ser profesionales y nos creemos que ya lo sabemos todo para ser marido, mujer, padre, madre? ¿Acaso no son tan importantes…?) pero eso no significa que seas responsable de todo lo que ocurre a tu alrededor. Las personas tienen su propia responsabilidad en los caminos que toman, y si con su dolor deciden hacer daño, no es elección tuya, sino suya.

For well you know that it’s a fool who plays it cool
By making his world a little colder

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Hey Jude, don’t let me down
You have found her, now go and get her

Y, tras rehacer tu vida contigo y tus hijos, aparece un Cielo maravilloso, con sus Estrellas (y su Supernova :) Tú ya eres tú, llevas una mochila llena de experiencias que aportar en el nuevo camino y (casi :) ningún lastre. Otra vez el suelo se tambalea, aunque esta vez, entremezclado con el miedo y las dudas, están el amor, la sonrisa, la ilusión… Piensa en qué es lo primero y deja que lo que no lo es, se vaya colocando en su sitio: nunca ser feliz debe quedar por detrás del qué dirán otros que no viven tu vida.

Porque si has conseguido llegar hasta aquí, si tu minifamilia está a punto de convertirse en refamilia, ya sabes lo que hay que hacer para que el camino discurra bajo un cielo de verano, con sus tormentas y todo:

Remember to let her into your heart
Then you can start to make it better

Yo y mi yo nos vamos ya conociendo… le doy muchas vueltas a las cosas («no es que tenga la respuesta a todo, es que me he hecho todas las preguntas» :) y, aunque a veces me crea con todas esas respuestas, pasan cosas, puede que pequeñas, que me hacen tropezar. Y yo me dejo caer, dejo que vengan el dolor, el miedo, la culpa, en la confianza de que a la mañana siguiente mi parte más fuerte vendrá a salvarme: me planteará las preguntas correctas, recordará frases poderosas y me daré cuenta de que sí puedo.

Nah nah nah nah nah nah nah nah nah yeah

Y así, hablando de pasados, presentes y futuros, transcurrió una noche mágica, en la que conocí a personas muy especiales y descubrí que hay una forma cálida de divorciarse, una que me habría encantado vivir y en la que me encantará participar en unos meses.

Gracias, mil gracias a Silvia, Íñigo, Yolanda, Miriam, Ana, Cuqui, María, Ramón, Marina, María y Regina, por hacerme sentir experta y aprendiz, también a Merry por capturar instantes mágicos (todas las fotos del post han salido de su mirada) y a mi Cielo, por ser mi compañero no sólo en la Cena, sino en mi vida.

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