Sácate a bailar

¿Conoces esa sensación de echarte de menos a ti misma…?

Es esa sensación de que la que te mira desde el espejo, aunque se te parece, no eres tú; antes había otra tú más risueña, más creativa e ingeniosa, más feliz… y sí, más guapa…

Y te preguntas qué será de ella… Dónde andará o cómo será su vida. Cómo sería la tuya si ella siguiese contigo.

¿Por qué se iría? ¿En qué momento te diste cuenta, entre carreras, preocupaciones, reuniones, tutorías y gritos de ‘a la cama‘, de que ya no estaba…?

Yo creo que no se ha ido; que todavía sigue ahí, algo apocada, esperando a que la saques a bailar

Quizá no se anime al principio (ya sabes, cuando llevas mucho tiempo sin bailar, se te antoja difícil y tu cuerpo, mientras recuerda, se mueve con torpeza) pero seguro que sale cuando suenen las primeras notas de esa canción… ¿la recuerdas? Es la que, sin saber cómo, hace que empieces a tararear sonriendo y moviendo tu cuerpo al ritmo, la que te llevaría de vuelta a la pista de baile a las cuatro de la madrugada aun con tus tacones más lacerantes, la que te hace cantar como si fuese la final de algún concurso mientras esperas a que el semáforo cuelgue el verde. Sabes cuál, ¿verdad?

Podrías tararearla, para que esa yo tan conocida y lejana también la oiga y sonría… o a lo mejor podrías tentarla con su helado favorito… o releyendo algún libro que a ella le encantó. Quizá si giras aquella barra de labios con la que pintaba su sonrisa también se asome. Podrías llamar a su mejor amiga o darte un paseo por algún sitio que a ella le inspirase especialmente, y así ella poco a poco salga de su letargo. O en vez de regañar a tus hijos por saltar en la cama, coge una almohada y prepárate a ser derribada con honor porque, al fin y al cabo, la vida no puede pesar tanto…

Dedícate una sonrisa en el espejo, buscando la suya detrás en tus ojos; confíale tus miedos y que ella te diga qué haría…

Cuando menos lo esperes ella tomará tu mano y saldrá a bailar la melodía de tu vida contigo, como antes, como siempre, marcando los compases la vida con ilusión. Y ya no te echarás de menos, porque serás, realmente, tú misma.

Para todas las que alguna vez nos perdemos y no sabemos volver. Estas líneas son un tanto ingenuas, pero si de verdad te esfuerzas y cuidas tus pequeños detalles, puedes convertir el gris en un arcoiris, si no a todas horas, al menos durante un ratito, y quizá a ratos, llenes todas las horas del día :)

Déjame mandarte un abrazo desde aquí, Sylvia. Sé que necesitas algo más que pequeños momentos, pero todo minuto que estés fuera del agujero, te salva.