Alta tensión. Un mar de dudas

alta tensión mar de dudas

Llevo un mes dándole vueltas a este post. Primero estaba todo reciente y era sólo un caos de sentimientos en la gama del azul. Luego la maraña se fue deshaciendo y pude colocar los tonos de azul en su pantone correspondiente, pero se me seguían resistiendo las palabras y sólo puede avanzar los prolegómenos de la tensión: en la Refamilia nos enfrentamos a situaciones que no se dan en una familia sin ‘re’.

Entre aquel post y éste comencé el curso de Hello! Blogging, la tercera parte de Descasados para siempre salió de la carpeta de borradores, celebré un Best Blog y tuve otros enredos que utilizar como excusa mental para no ponerme a escribir sobre esto. Así que supongo que cansado de esperar su turno, hace unos días, finalmente, el post vino a mí.

Para los que no estéis muy familiarizados con esto de la inspiración, os diré que las musas son unas aliadas un tanto caprichosas, y no suelen presentarse en tus horas de lucidez frente a la pantalla, sino cuando menos te lo esperas. Pero yo ya les voy tomando la medida, así que el otro día, frente a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, saqué mi cuaderno y mi boli y paré el mundo para escribir con gran diligencia lo que me dictaban. Y aquí está el post que resistía, tal cual se presentó a mí (más o menos ;)

En ocasiones, es muy tenue la línea que separa lo que te concierne de lo que no.

En ocasiones, es difícil trazar esa línea en el suelo y delimitar lo que entra y lo que no.

En ocasiones, la línea la intentamos trazar sobre el agua y a los pocos segundos el agua no guarda recuerdo alguno de lo quedó dentro de frontera y de lo que no.

Los sentimientos no entienden de límites; no se dejan aleccionar sobre lo que es correcto o razonable esperar, no permiten que los doblegues a voluntad, ni dan respuestas lógicas a preguntas razonables.

¿Cuánto hay que querer a una niña que no es tu hija? ¿Cuánto es razonable preocuparse si se pone malita y tiene que quedarse ingresada? ¿Cuál es la justa angustia que hay que vivir hasta que tiene un diagnóstico? ¿Cuál es el protocolo de visitas al hospital…?

Al principio, el motivo de mi ansiedad era el estado de la Estrella. Una vez la Estrellita comenzó a estar bien, fue el Cielo el objeto de mis desvelos. El había de tener una doble capacidad: la de controlar la angustia que sentía como padre y la de sobrellevar la presión a la que se veía sometido como exmarido.

Lo cierto es que las fechas no facilitaban las cosas. La Estrella Menor se puso malita durante las vacaciones de Navidad, nada más empezar los días que pasaba la Refamilia al completo. Mientras estaba en el hospital, yo me quedaba en casa con los Soles y la Estrella Mayor, jugando, haciendo pequeñas manualidades, leyendo… rutina de vacaciones. Al principio, no sólo me costaba a mí sobrellevar el hecho de estar “cojos”, sino también a ellos, que se han acostumbrado a enredar a pares, y ahora siempre había alguno descolgado en sus juegos.

La Estrella Mayor, aunque era nuestro tiempo en Refamilia, ¿debía pasar estas fechas con los cuatro que quedábamos o con la familia de la Supernova? El Cielo lo tuvo claro: los Soles y yo éramos su familia ahora, y la Estrella estaba perfectamente con su familia. Ese día, entre tanta angustia, se me llenó el estómago de mariposas…

Pero los días transcurrieron lentos, pegajosos, expectantes… El alta de la Estrellita se retrasaba a pesar de su mejoría, a la espera de resultados que no llegaban… Y la tensión seguía, en cada llamada, en cada visita, en las conversaciones que yo imaginaba entre el Cielo y la Supernova; me debatía en cómo me sentiría yo si estuviese en el lugar de ella, qué diría, qué haría… Somos muy distintas y cometí el error de entrar en su plano de pensamiento, en el que nunca puedo ganar porque yo no sé manejarme allí; es el Cielo el guardián de esa frontera de la Refamilia.

Y el Cielo estaba al borde de la tormenta, entre la espada de la Supernova y la pared de ¿nuestro? ¿su? criterio. Me cuesta aceptar que nuestros principios no pueden estar presentes en todas las decisiones, que algunas se toman en función de la familia que un día fue…

¿Y quién nos sacó de este mar incierto? Pues la Estrella Menor, que consiguió su alta justo a tiempo para irnos a disfrutar de los Reyes Magos todos juntos, los seis, más felices y agradecidos que nunca de estar todos.

No sé si algo ha quedado claro para alguien, pero para mí:

  1. Sí, una puede pasarlo todo lo mal que se le antoje aunque la hija no sea suya
  2. Cada uno a enfrentarse al contrario del que conoce las estrategias de batalla (y eso que los pulsos eran mentales, porque ni nos vimos); en caso contrario uno puede perder la cabeza fintando con un contrario imaginario, ya que ni siquiera lo conoces bien…
  3. Hay cosas de Refamilia, cosas de mini familia y cosas de la anterior familia (y no tengo que rozar la desesperanza por aceptarlo :)
  4. A veces la razón debe ser gentil y cederle el paso a la cordura, para facilitar las cosas
  5. Qué difícil es pasarlo mal sin poder recibir el consuelo de un abrazo porque cada uno está un sitio. ¡¡Ningún dispositivo 2.0 podrá superar en este ámbito a la realidad 1.0!!

El resto de tensiones son de poco voltaje y las llevamos con humor, así que espero que no merezcan un post en muuuucho tiempo…