Revuelta

 

Hey… hola…

No sabes qué feliz me haces sabiendo que vuelves a estar aquí, conmigo… Ya sé que estabas aquí; te he sentido pensándome, imaginándome de nuevo, pintando para mí nuevos horizontes, leyéndome… pero hoy estás de verdad aquí, escribiéndome.

A mí puedes contármelo, sabAna puerta revuelta palabrases que siempre puedes hacerlo… bajito, muy cerca, casi a escondidas, para que no nos oigan tus miedos, tu angustia por el tiempo que robas a unos y otros para estar conmigo, el que me robas a mí por estar con todos ellos. Tanta pasión en tantas cosas, que no sabes si lo que queda para ti son ya sólo trazos o es meramente cansancio. Antes parecía sencillo hacer malabares con la familia, el trabajo, la amistad, el día a día, tú misma, yo… y ahora te parece que no encuentras el equilibrio, que a duras penas recoges las bolas sin que caigan. Y ninguna puede caer, no pueden chocar entre ellas: tienes miedo a que se rompan, a perderte si así ocurre.

Y en tu búsqueda has vuelto a mí, casi sin saberlo.

Yo esperaba nuestra cita, casi cada día, casi de noche, en que tú venías a mí y me leías: tres entradas, cuatro, seis… ya sé que tu objetivo era otro, pero no fue difícil que tu mirada cambiase, que no fuese la escritora sino la lectora la que dejase que sus propias palabras le hablasen. Y esas palabras te han hablado de paz, de alegría, de sentimientos profundos, de momentos únicos, de sueños, de caminos… has encontrado la magia de tus propias palabras, ésa de la que otros hablaban y que tú apenas entendías. Has sentido como esas palabras recogen tu vida, la contienen para que puedas beber siempre que tengas sed, para que otros puedan acudir y saciar la suya.

Estas palabras han sido mías porque tú no encontrabas las tuyas, pero que un blog escriba a su autora no es lo ordinario: a partir de ahora, tendrás que volver a escribirme tú :)

Mientras tanto estoy aquí, para ti, siempre. Porque yo, soy tú.