Cuando aún no había cumplido tres años, el Segundo Sol se me perdió.
Llevaba un año descasada y habíamos ido los tres a pasar el día a una dehesa con otra familia. Los niños estaban viendo algo en un riachuelo con el marido de mi amiga, a escasos metros de donde estabamos nosotras hablando, pero había algunas matas entre los dos grupos y, aunque oíamos el barullo, no nos veíamos.
Llegaron el Primer Sol con su amigo y su padre; “¿Y el Segundo Sol?” “No está con nosotros, mamá. Ha dicho que se venía contigo…”
Empezamos a buscarle, esperando encontrarle detrás del primer arbusto, pero por más que le llamamos, no aparecía. Mi amiga no lo dudó un momento y llamó al 112; yo pensaba que exageraba, pero no sé si alguna vez he agradecido tanto una llamada de emergencia. Tampoco me había sentido nunca tan confortada por unas lágrimas de madre…
Acusamos recibo de las necesidades manifestadas e iniciamos diversos trámites para dar cumplida respuesta a cada una de ellas.
Quedamos a la espera de conocer su satisfacción con las medidas adoptadas y aprovechamos para enviarle un cordial mordisquito.
Atentamente,
Equipo Directivo de la Refamilia
Cada uno a su ritmo
Pues si, cariño, cada uno a su ritmo y yo la primera, que si bien es cierto que no tengo que colocar todos los lego en una formación muy concreta antes de ir a lavarme la cara, también lo es que mi recién descubierto espíritu instagramero me susurra que tengo que fotografiar algo sí o sí, incluso aunque se enfríe la cena ;)
Y he hecho un gran descubrimiento al respecto: para poder ir despacio, necesitamos más tiempo. Tiempo para disfrutar de nuestras cosas propias y entre nosotros. Tiempo para que no tengamos que mirar el reloj constantemente y podamos estar en el ahora sin pensar en lo siguiente.
Me he dado a la loca vida de priorizar y ya no pretendo hacer mil cosas a la vez, sino disfrutar de la que tengo entre manos cada vez. A veces levantarse un poco antes y disponer de ese tiempo es más importante que quedarse diez minutos más en la cama. A veces hay que marcar tiempos para no robarle tiempo a lo siguiente (si se alarga la cena innecesariamente, nos metemos en la ducha atacados, o nos saltamos el cuento, o se me escapa algún grito… y no merece la pena)
«Shhhh… ya están todos dormidos…» «No, no, oigo teclas, alguien sigue por ahí…» «Da igual, estoy emocionado… ¡por fin nos han estrenado los Soles y las Estrellas!» «Qué ilusión, cada uno colgando sus chaquetas…» «¿Habéis visto qué fotos tan bonitas nos han puesto? Ha merecido la pena esperar semanas y semanas dentro del armario para lucir estas sonrisas en nuestro interior…» «Cuando abrían el armario y veían la bolsa les oía decir que faltaba uno de nosotros…» «Nah, esta gente siempre está pensando en hacer cosas y lo va dejando y dejando…»
…
Pues sí, en la casa refamiliar no hay cortinas y las paredes están por decorar, pero al hueco de detrás de la puerta de la entrada, tan relevante y vistoso, no le falta detalle… Permitidme que os presente mis últimas ikeanas: un cuelga llaves y un perchero de pared.
Respecto a los regalos más convencionales, los Reyes llegaron el día 5 por la noche con los envoltorios más fashion que una trendy mother ;) puede hacer en una mañana de varias horas, previo cotilleo de la red de redes, claro… Empaquetado creativo lo llaman.
Los primeros que hice (9 a.m. hora zulú) fueron los envoltorios con botones. Estuve buscando botones con algo más que dos agujeros y encontré una mercería estupenda (Almacenes Paz, en Pontejos) en la que podía escoger los que quisiera de una caja de restos, y así quedó la cosa:
Como este fin de semana sin Refamilia no me apetecía ser buena ama de casa, he seguido engrosando mi laaaarga lista de cosas pendientes y he optado por seguir posponiendo mi futuro bienestar mental, dándome a la alegría del placer inmediato.
Para no dejar volar demasiado la imaginación, mencionaré que:
– el Cielo estaba dedicado a tareas campestres fuera de la provincia; ese primer pensamiento, descartadlo
– tenemos un coche abonado al taller, así que las compras descartadlas también
– el Haegen Dasz de dulce de leche lo terminamos el viernes y, oh, vaya, no puedo ir a por más
No excluyáis el resto de cosas que se os ocurran, que en algún momento se podrá hacer buen uso de ellas…
Hay relaciones abiertas que funcionan, incluso mezclando cosas, a priori, irreconciliables. Pero vamos, que si hay genios del flamenco-jazz y degustadores de la cocina mediterráneo-japonesa, a ver por qué no voy a poder yo trastear con lo que me parezca y ser una crafty-trendy-mother de primera… Y como la cosa va de palabras compuestas, aquí va un washi ikea hack.
Pues aquí van: mis escalones con washi tape. Una amiga me dijo que no estaba loca por decorar los escalones que tenemos por varias zonas de la casa, ¡sino por tener 6! Pero 4 astros por debajo del 1,30 que pretendemos se laven en el lavabo la cara al levantarse y las manos antes de comer, una servidora rondando el 1,60 y una casa llena de altillos, lo justifican con creces. Y aquí van los modelitos, primero el escalón bajito para los lavabos:
Sencillitos y un poco cursis, como a mí me gustan… Podría mentir y decir que son el summum de la creatividad, pero con tener un poco de gusto para coordinar colores, sentido de la línea recta y saber hacer lazos, pasan de ser un trasto en el baño a un elemento a combinar con las toallas.
Y los escalones altos. Como ya estoy en una edad en que las casas de las revistas son para muñecas de papel (o de silicona, según sea la propietaria ;) no voy a renunciar a tener un peldaño cerca de los altillos. Pues voy a estar yo yendo a buscar una escalera como en la saeta, que por no sacarla del trastero le dejo puestos los clavos al Nazareno… En fin, que ya que están por medio, que estén elegantes…
Washi tape, rotulador indeleble y buen pulso, y a ver con qué ojitos os miran los escalones… Algún día que me pille con tiempo (brindis al sol) intentaré hacer un animal completo de cabeza a cola, decorando también los laterales, a ver qué tal queda…
Pues primera entrega de la serie que aún no sé cómo bautizaré… Con Ikea tengo una relación de amor de esas infinitas, así que veréis desfilar todo el catálogo desde 2010, más o menos refamiliarizado…
P.S.: Muchas felicidades a la loca de mi amiga que me llama loca, que mañana cumple 36. Todos los años la tenemos resistiéndose hasta final de año para ponerse a la par con el resto, pero al final siempre cae. Un beso enorme y ¡disfruta de tu día!