Momentos extraños
Tenía momentos para el recuerdo, momentos prestados y es el turno de los momentos de difícil catalogación…
Sólo he vivido dos momentos con la madre de las niñas, con la Supernova.
El primero fue un poco antes de formar la Refamilia, cuando ya teníamos fecha de mudanza. El Cielo tenía que ir a llevarle unas cosas de las Estrellas y había varias formas de hacerlo, y ella eligió la que implicaba que yo también fuese. Y allá que fui yo, con mi short fucsia, mi blusa negra y la sonrisa pintada, a pasar por el momento que tenía que llegar antes o después, porque si un día los Soles comparten parte de su vida con alguien, también quiero poder mirarla a los ojos…
De ese día recuerdo que se me presentó con su nombre y me resultó curioso, como si después de tantos meses de conocer mi existencia fuese necesaria la formalidad. Recuerdo que las niñas estuvieron cariñosas pero comedidas, y me alivió, porque me habría sabido fatal que fuesen muy efusivas. Recuerdo que no volvió a dirigirse a mí hasta que nos despedimos, hablando todo el tiempo con el Cielo los temas que tenían pendientes. Recuerdo que el encuentro podría haber durado un minuto, pero que ella lo alargó a diez y no dejó de observarme por el rabillo del ojo. Recuerdo que, a pesar de mi sonrisa, estaba hecha un flan, pero prefería interpretar mi papel al suyo…